PARTIDO DE FANTASMAS

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Humberto Vacaflor Ganam

Los fantasmas que usa el MAS para las elecciones sirven para votar, pero está quedando muy claro que no sirven para reuniones ni protestas, porque son almas errantes, o almas en pena, sobre todo si han votado mal.

Eso no lo entienden ni Luis Arce ni Evo Morales, que se esmeran en convocar a los supuestos militantes del MAS a participar en reuniones y marchas de protesta a las que concurren unos cuantos seres vivientes, muy pocos, pero no los fantasmas.

El cocalero había convocado a una gran concentración de sus militantes en Yapacaní, el 17 de octubre, pero los asistentes no sirvieron para llenar un coliseo, mientras que Arce quiso reunir a un millón de sus seguidores en El Alto, y llegaron muy pocos.

Ahora, los furiosos seguidores del cocalero amenazan con crear un infierno con sus protestas por la anulación del congreso de Lauca Ñ, pero la primera manifestacion frente a las puertas del TSE sólo reunió a treinta personas de carne y hueso.

Es malo confundir ficción con realidad. Los caudillos masistas tendrían que entender que el complejo sistema creado por venezolanos, cubanos y rusos para que el partido gane las elecciones forma parte de la ficción, no de la realidad.

Los votantes inscritos en 2009 por la ayuda venezolana, los bolivianos que viven en el exterior y votan sin saberlo, un invento cubano, y las formas de dolo creadas por los rusos, más el aporte de Smartmatic, son un engaño, son fantasmas que sólo sirven para decir que han ganado elecciones, son una ficción.

Eso se vio en noviembre de 2019. El partido mayoritario, el más grande de la historia de Bolivia, no tenía quién lo defienda en las calles, no tenía ni un solo seguidor.

Sus caudillos había huido unos y otros se habían metido en la embajada de México porque todos ellos estaban seguros de que en Bolivia había estallado una revolución. Si, una revolución que estaba en la intención de todos los bolivianos pero que no tuvo un conductor que la complete, que cierre el parlamento, que restablezca la anterior costitución y llame a elecciones con una nueva Corte Nacional Electoral.

Pues ocurre que ese partido derrotado no tiene gente pero tiene unos caudillos capaces de entender las órdenes que reciben del exterior.

Al revés de lo que le ocurrió a la más grande revuelta ciudadana de que se tenga memoria. A la revolución liberadora le sobra gente pero no tiene conductores.

Eliminado que haya sido el fraude, el partido de los fantasmas desaparecerá. La revolución habrá triunfado.

Siglo21bolivia.com  

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