Defensa del modelo

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Recuerdos del presente

La defensa del modelo

Humberto Vacaflor Ganam

Tendría que ser un chiste, pero el ministro de desarrollo rural dice que la agricultura del país creció desde 2005 “gracias al modelo económico, social comunitario productivo” del MAS.

Y lo dice en serio, como si estuviera convencido de que eso es así, pero además critica a quienes olvidan hacerle homenajes al modelo, como los organizadores de un foro de candidatos realizado la semana pasada.

Sin ruborizarse, el ministro dice que el actual gobierno ha “saneado” la propiedad de tierras agrícolas en 96%, pero olvida mencionar que, en esta gestión, las tierras avasalladas han aumentado en 17.900 hectáreas.

Por supuesto que no alude al caso de Las Londras, de 2021, donde periodistas y policías fueron secuestrados y torturados por los avasalladores, unos masistas que siguen gozando de impunidad porque sus “hermanos” jueces no quieren juzgarlos.

Las tierras tomadas de esa manera criminal siguen bajo el control de los “interculturales”, una especie de mercenarios pagados por los cocaleros que van ampliando el área de cultivo de la hoja.

Ni siquiera menciona el ministro los incendios de bosques, en lo que Bolivia es el campeón del mundo –igual que en la corrupción­– y que son parte del negocio, porque la tierra arrasada está lista para el cultivo de la coca.

Gran parte de la tierra “forestal” ha sido declarada fiscal, lo que quiere decir que es muy susceptible de ser quemada y convertirse en nuevos Chapares, como ha ocurrido también con todos los parques nacionales.

Para el masismo, todo lo fiscal debe ser quemado, sobre todo si no puede ser monetizado. Pero si es tierra, la prioridad es usarla para la coca.

Dice el ministro que el “modelo” del MAS ha conseguido que crezca el cultivo de la soya de 1,8 a 2,5 millones de hectáreas.

No les digas a los paraguayos, porque ellos, que en 2005 tenían también 1,8 millones de hectáreas, ahora tienen 9 millones. Los paraguayos exportaban 2.000 millones de dólares en soya y ahora exportan 8.000 millones, mientras los bolivianos seguimos en 2.000 millones, gracias al modelo masista.

El ministro dice que hay que agradecer a ese modelo que ha prohibido las exportaciones de carne de res para que baje el precio en el mercado interno, pero ocurrió lo contrario.

Los paraguayos, en cambio, exportaron carne por 1.776 millones de dólares el año pasado y siguen comiendo asado.

Quizá la explicación de todo esto esté en el hecho de que la coca es una droga que inhibe el hambre, y de paso el cansancio.

La idea es tener un país de “jachulis” (palabra tupiceña).

Siglo21bolivia.com

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