El espejo de Somalia

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Humberto Vacaflor Ganam


Desde 1991 Somalia es un Estado fallido. Ha dejado de ser un Estado y se ha convertido solamente en un territorio
Desde entonces, ese territorio es recorrido por mafias que trafican drogas, armas, personas –enteras o por partes–, mercaderías no autorizadas en los países vecinos. (Cualquier coincidencia con otras realidades es solamente pura similitud).
Dicen los historiadores que esto se produjo porque quienes querían tener una república no se pusieron de acuerdo. Y ganaron aquellos que aspiraban a convertir toda esa geografía solamente en un territorio libre, libre de leyes, de principios, de moral, de ética.
Pero eso es historia. Ahora, el territorio somalí concentra todos los pecados del mundo.
En las costas de ese territorio hay la más grande concentración de tiburones de la zona, por la cantidad de sangre que se arroja en las aguas.
No hay cementerios formales. Nada es formal. No existe un sistema para recolectar a basura de las casas. Agentes de las mafias manejan los accesos a los lugares donde se debería arrojar la basura.
Los más eficientes piratas del África operan desde allí, a tal punto que han inspirado una (muy mala) película en que Tom Hanks hace de capitán de un barco asaltado en la zona. Una especie de asociación de piratas cobra una tarifa, o peaje, a los barcos que quieren pasar por las costas de Somalia.
Es un vecino incómodo. Los somalíes van a buscar trabajo en los países de la zona porque en su territorio todas las actividades económicas formales han desaparecido.
La propiedad privada también ha desaparecido. Grupos armados recorren el territorio y se apoderan de las tierras, incluso si están en el momento de la cosecha.
Empresarios chinos manejan la minería, con la ventaja de que pueden tener sus propios esclavos y no deben pagar impuestos. Usan mercurio para la explotación del oro porque en ese territorio sin leyes nadie protege tampoco a los ríos.
Los privilegiados son aquellos que operan con las mafias de la droga de la zona que allí se llama “kaht” y que se obtiene de unas hojas de arbustos que crecen en zonas montañosas. Se trata de un estimulante, que los países vecinos han prohibido pero no pueden impedir que ingrese en sus territorios.
Las mafias que controlan esta droga se han propuesto exportar no solamente la droga sino también lo que ellos llaman su “ideología”, que está disfrazada con diferentes nombres.
El último parlamento que existió fue dominado por la mafia de la droga. Allí, en el territorio de Somalia, el virus chino ha hecho fiesta.
Siglo21bolivia.com

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