Indicadores inoportunos

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Humberto Vacaflor Ganam

Todo estaba saliendo a pedir de boca de la candidatura vetada por un referéndum pero algo esta fallando, que tiene de muy mal humor a los que manejan la campaña.

No puede ser, dicen ellos, que todo haya sido previsto, que los medios controlados sean obedientes, que los empleados públicos estén dispuestos a hacer de fanáticos seguidores a cambio de mantenerse en sus pegas, que los opositores se estén peleando, que el TSE sea muy obediente, que los jueces dicten las sentencias que se les ordenó que dictaran a los cocaleros de Yungas, que las encuestadoras diseñen los resultados a pedido de boca, pero que algo esté fuera de control.

En esta sinfonía de datos favorables, los indicadores de la economía parecen estar pateando para el otro lado, como si no hubieran escuchado la propaganda de trece años sobre el excelente manejo de todos los factores que tienen que ver con la gestión pública. O son sordos o qué pasa.

No puede ser que la producción de gas se haya derrumbado justamente ahora, y que las exportaciones sean las más bajas, lo que lleva a que los ingresos sean insignificantes, que el IDH sea menos de la mitad, que en la minería sólo los chinos con sus dragas clandestinas sean los que ganan, o los jucus, que los cañeros denuncien a YPFB por no comprar el alcohol que se debe mezclar con la gasolina chilena, que los constructores estén despidiendo gente en todo el país y que los bancos digan que no pueden sostener el nivel de créditos que les ordena el gobierno.

No puede ser tampoco que los países vecinos nos pongan multas porque no reciben el volumen de gas que solicitaron, siendo que hasta hace poco nos perdonaban todos los pecados. Y no puede ser que organismos internacionales digan que la pobreza no ha caído en Bolivia como dice la sacrosanta propaganda. O que digan que el gobierno ha despilfarrado el dinero, unos 53.000 millones de dólares, en estupideces, como el museo para marcar el lugar donde nació el cocalero mayor. Y que se haya construido un lujoso palacio cuando no hay camas en los hospitales ni remedios, ni médicos que, de paso, están en huelga,

El caudillo querría que estos indicadores hubieran sido descartados, confinados, desterrados, como todos los factores que le han hecho problemas desde 2006.

Los indicadores no quieren entrar en la horma.

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