CONCURSO DE CORRUPTOS

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Humberto Vacaflor Ganam

Los masistas han eliminado a todos los demás competidores. La final es entre sus dos mayores figuras, los mejor calificados.

Carlos Romero, a cargo del puntaje en esta competencia, dice que la definición será difícil porque los finalistas están como Argentina y Francia en el mundial de fútbol.

Después de analizar la performance de cada uno de los competidores, el exministro de gobierno llegó a la conclusión de que la final quizá sea definida por una cabeza.

Dice que Luis Arce ha llevado la corrupción hasta el grado de mega-corrupción, algo que jamás se había visto en el país hasta ahora.

Para mostrar el nivel de esta hazaña de la corrupción, dijo que su dimensión era mayor a la del narcotráfico.

Este juez cometió el error de anticipar sus preferencias al decir eso, porque el otro contrincante, el otro campeón, pertenece al rubro del narcotráfico.

Pero quizá no sea esta una expresión de preferencias, sino simplemente de una valoración, en dólares, de lo que significan estos dos rubros: la megacorrupción de un gobierno frente al narcotráfico de una organización pluri sectorial.

Es decir que sería difícil comparar un hecho de corrupción cometido por un gobierno, desde el manejo de la cosa pública, con lo que produce una organización civil.

Por eso es que la competencia se hace difícil. Enfrenta a una administración estatal, esta vez radicada todavía en La Paz, con una organización multifacética que tiene su centro de operaciones en Chapare.

El campeón de La Paz contra el campeón del Chapare. La sede de gobierno enfrentada a su rival, que aspira a desplazarla, y que se ha llevado ya algunas funciones.

Para el ciudadano común, esta es una perspectiva atroz. Tendrá que elegir entre un super corrupto o un super narco.

Esto, por lo menos, para quienes forman parte del partido de gobierno. Ellos deben saber que sus opciones son muy estrechas.

El resto del electorado tendrá que esperar que ocurran algunos milagros, o que sucedan cosas que abran las posibilidades a otras opciones.

El monopolio de un partido reduce las posibilidades de los electores.

Dependerá de la ciudadanía que las opciones se abran y haya la posibilidad de que el país vaya por otros rumbos.

Menos mal que los hechos del momento sirven para que los bolivianos se decidan.

Por ejemplo, si quieren que el país apoye en las Naciones Unidas al Hitler del siglo XXI, ya saben lo que deben hacer.

Si quieren que el país se conviertan en el Afganistán de Sudamérica, la elección es fácil.

Y lo contrario también.

Siglo21bolivia.com

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