Apóstoles del desastre

0

Humberto Vacaflor Ganam

América latina vive uno de los peores momentos de su historia. Una corriente que parece socialista, comunista o mahometada, según se vea, controla varios países de la región.

En estos días se ha dado, quizá por el paso del cometa de la cola verde, o por otras razones, una lluvia de mensajes, como meteoros, de quienes definen las características de la realidad que quieren imponer en la región.

No son deficientes mentales, como se podría sospechar de entrada. Son, si se quiere, cínicos, sinceros, descarados, que se ríen de la gente honesta.

Quizá decidieron que ha llegado el momento de sincerarse, de admitir de qué se trata todo esto, que es una gran mentira.

Es difícil elegir al mayor apóstol con el mensaje más claro, que trae la buena nueva, sobre la llegada de este nuevo verbo.

Comencemos por el Juan Bautista de esta corriente, del que anuncia la llegada de la nueva realidad.

Es un boliviano, de nombre Rolando Morales, quien nos prepara para aceptar la existencia del “Estado fallido” en que se ha convertido Bolivia.

El que no existan instituciones, que no haya reglas, es algo que define esta nueva situación. Y Morales nos exhorta a aceptar las ventajas del Estado fallido. Somalia, al fin y al cabo, tiene una realidad que prescinde del Estado.

Y luego viene el colombiano Gustavo Petro que propone algo inédito, aunque absurdo: «Si logramos que una serie de actividades de la sociedad colombiana que hoy se consideran crimen, no se consideren crimen más adelante, pues habrá por definición menos crimen en Colombia.”

Una solución muy parecida a la que se aplica en China contra el covid: no hay que contar a los contagiados y menos a los muertos. De esa manera habrá bajado la incidencia del mal en China, dicen los defensores del régimen comunista.

Si te tapas los ojos, si no escuchas y no sientes, el problema habrá desaparecido. No es difícil.

Y está el argentino Alberto Fernández, quien propone de manera seria que se entierre el principio de la meritocracia.

“Todo lo que nos hace evolucionar o crecer no es el mérito, como nos han hecho creer en los últimos años. Porque el más tonto de los ricos tiene más posibilidades que el más inteligente de los pobres. Entonces, no es el mérito lo que sirve, sino la oportunidad que tienes”.

Y luego el apóstol mayor, el maestro del cinismo, del cretinismo, el mexicano Manuel López (AMLO), el que revela el secreto de estos vendedores de humo en la región.

“Ayudando a los pobres va uno a la segura porque ya saben que cuando se necesite defender, en este caso la transformación se cuenta con el apoyo de ellos.

“No así con sectores de clase media, ni con los de arriba, ni con los medios, ni con la intelectualidad, entonces no es un asunto personal, es un asunto de estrategia política.”

Han dejado de mentir. Te dicen la verdad de frente. No hay Estado, los delitos no lo son, los méritos no sirven (lo saben los militares bolivianos), y se trata de mentirle a la gente, a esa gente que nos da los votos.

Hay que apostar al voto de los tontos. Eso nunca falla.

Siglo21bolivia.com

COMPARTIR.

DEJA UNA RESPUESTA