Votos con chantaje

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El presidente Luis Arce ha decidido cruzar todas las barreras de la ética y ahora no solo que está haciendo campaña por los candidatos de su partido, sino que ha añadido un elemento nuevo: el chantaje.

Lleva a todas partes la advertencia de que si los electores prefirieran votar por candidatos de otros partidos que no sean los del MAS, deben saber que no recibirán ayuda del gobierno central.

Tan poco criterio tiene sobre la economía que ha decidido reponer la visa de ingreso para los turistas de Estados Unidos e Israel, cuando todos los países del mundo están tratando de atraer turistas. Un razonamiento seguramente ideológico que viene a perjudicar a la economía del moribundo sector hotelero y de servicios.

El número de turistas que viajan de un país a otro cayó en 1.000 millones durante 2020 y esto representa una pérdida de US$ 1.300.000 millones para la industria del turismo en todo el mundo.

La ciudad de Rurrenabaque vivía del turismo israelí desde que, en 1981, se hizo famoso el caso del joven de ese país que se perdió en la selva pero sobrevivió gracias a la ayuda de pueblos originarios de la zona.

El ejército israelí incluyó las visitas a Bolivia como práctica para obtener mejores calificaciones, lo que generó una corriente fluida de turistas de ese país hacia el Beni, pero desde que el cocalero Morales puso las restricciones esa corriente se ha extinguido.

El caso se presenta cuando los trabajadores de los restaurantes del país están pidiendo que se les permita trabajar los domingos, con servicios de entrega a domicilio, para poder sobrevivir. Y los hoteles esperan que les llegue ayuda del gobierno, en vista de que el turismo se ha frenado, como en todo el mundo.

El criterio con el que se aplican estas medidas es, presumiblemente, ideológico. Exigir visas a los turistas de Estados Unidos probablemente tenga que ver con los compromisos políticos que tiene el MAS con los gobiernos de los dictadores de Rusia y China, pero además se trata de una medida inútil, pues el gobierno de Washington acaba de recomendar a sus ciudadanos no llegar a Bolivia porque aquí el virus chino está descontrolado.

Solían llegar 250.000 turistas norteamericanos por año y con la historia de las visas se redujo ese flujo a 25.000. Ahora, por la pandemia, a nadie se le ocurre viajar a ninguna parte, y menos a los lugares donde el virus está descontrolado.

¿Alguien podría pensar en la economía del país? ¿O todo consiste en obedecer los designios de Moscú y Pekín?

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