La prueba de fuego

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Humberto Vacaflor Ganam

El Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha podido burlar hasta ahora varios desafíos, como los planteados por partidos que le han pedido proscribir al MAS de las elecciones por su curriculum vitae, pero ahora está ante una prueba de fuego.

Si Luis Arce Catacora ha cometido el error de usar los datos de una encuesta en su campaña electoral en el plazo en que eso estaba prohibido, debe se eliminado de la lista de candidatos, él y su partido.

Es cierto, el TSE estaría, en ese caso, activando una bomba que podría poner fin a las elecciones, a la democracia y quizá al país entero, pero así son las cosas. Cada quien debe hacer su trabajo, sin importar las consecuencias.

Ahora, claro, habrá que ver cuáles son esas consecuencias en este caso. Habrá que ver si es tan fiero el león como lo pintan.

Veamos. Por el momento, el MAS ha mostrado que tiene capacidad de reacción, cuando las papas queman, en Chapare, Sacaba, Senkata, San Julián, Yapacaní, Macha y… pare de contar.

El poderoso partido, el instrumento político del cambio, el aparato político que debería cambiar para siempre al país, tiene solamente la capacidad para movilizar gente en los puntos relacionados con la coca y el narcotráfico.

Nunca construyas un proyecto político a partir de un solo elemento. No caigas en el error de ser dependiente de una sola circunstancia. Ni te propongas hacer una revolución contando con el precio de un producto, no importa si es el petróleo, el gas, el estaño o lo que sea.

La historia de la humanidad está repleta de estos casos: lecciones en las cuales alguien ha confiado en un producto, y el resultado ha sido el fracaso. La Venezuela, de Hugo Chávez, está mostrando ahora que es mejor no apostar a un solo producto, que cuando el susodicho dijo que si el petróleo costaría cero, la “revolución venezolana” seguiría delante de todos modos.

Pues bien, ahora el petróleo está en cero y la revolución venezolana no sirve para nada. Una lección que deben aprender varios países, incluyendo Rusia, Arabia Saudita y otros.

Lo que no se sabía hasta ahora era que esta  lección podía aplicarse también a los proyectos políticos basados en un producto ilícito

Es el caso de Bolivia. Nunca hagas un proyecto político a partir de la capacidad de venta de la cocaína, olvidando los fracasos de quienes propusieron proyectos políticos a partir de otros productos, legales o ilegales.

Es el capitalismo. Y punto.

Siglo21bolivia.com

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