APORTE CUBANO AL FRAUDE BOLIVIANO

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Recuerdos del presente

Votos equivocados

Humberto Vacaflor Ganam

En muy pocos días, los presidentes de Chile, Colombia y Perú han pasado a tener índices muy bajos de aprobación entre los ciudadanos, muy inferiores a los votos que recibieron cuando fueron elegidos.

Entre las cosas extrañas que viven ahora las democracias del mundo, estos cambios de opinión de los electores en nuestra región muestran algo novedoso. Si se les diera una segunda oportunidad de votar, los ciudadanos votarían diferente.

Esto se da, es cierto, en países donde están permitidas las encuestas, algo que es muy diferente allí donde están prohibidas, como Rusia, China, Cuba, Venezuela, Nicaragua.

Pero en esos países donde las encuestas no pueden medir las preferencias de la gente, los ciudadanos han optado por mostrar sus opiniones de manera muy imaginativa.

En Rusia, los soldados han optado por desertar ya sea antes de ser llevados al frente de batalla o, ya allí, entregando sus armas y sus tanques al enemigo, en Irán los ciudadanos han decidido repudiar al régimen asesino en las calles y en Cuba, Nicaragua y Venezuela, las protestas son en las calles aunque brutalmente reprimidas por mercenarios de cada una de esas oligarquías políticas.

En Bolivia, el 55% de que Luis Arce se ufana de haber logrado en 2020 es desmentido en las calles, en espera de que se realicen elecciones sin fraude, que sorprenderán a los dueños del “proceso de cambio”.

Acerca del fraude, hay un detalle poco conocido, aparte de las 27 observaciones que hizo la OEA en 2019 y del millón y más de votantes fantasmas registrados por los venezolanos. Los cubanos administran lo que se podría llamar el “voto externo oculto”.

Los ciudadanos que viven en el exterior y que no se registran para votar allí, terminan votando de todos modos, aunque ellos no lo sepan. De todos los bolivianos que mandan remesas pero no votan, cerca de un millón son los que votan sin saberlo.

Un amigo que vive desde hace diecisiete años en el extranjero tuvo que renovar su pasaporte y se enteró que votó en la última elección. Le dieron el nombre del colegio donde votó y no quiso preguntar por quién voto, porque lo sospechaba.

Este método cubano se aplica en otros países, como Perú, donde los operadores tienen control de la institución a cargo de las cédulas de identidad, que son al mismo tiempo las ocupadas del padrón electoral, lo que no ocurre en Bolivia.

La democracia, en suma, ha sido violada. Ya lo sospechaban Sócrates y Aristóteles cuando observaban que voten incluso las personas que no quieren o no saben lo que es una república.

Siglo21bolivia.com

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